miércoles, 15 de enero de 2014

Pobreza en la calle

Si salimos a pasear por la ciudad no paramos de ver gente pidiendo limosna en los mercados, carteles en contra de los desahucios por las personas que se han quedado sin hogar (sin-techo), y algunos con más maña o posibilidades que pueden tocar una melodía a cambio de la voluntad, limpiar nuestro parabrisas o hacer malabares y entretener nuestras mentes, evadiéndonos de la injusticia y la rabia que deberíamos sentir en las entrañas al ver que todavía en el siglo XXI hay gente POBRE, más estando en un país “desarrollado”.
Es una declaración universal (Carta de la Tierra, 2000) y constitucional (Constitución Española de 1978) el derecho de los ciudadanos a un hogar:


“Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. …” (Art. 47 de la Constitución Española)


Pero el interés general de unos pocos (banqueros, políticos y empresarios) ha dejado a España con 22.938 personas sin-techo, de las cuales, destacar que un 45’0% a causa de la pérdida de trabajo y un 12’1% por desahucio de la vivienda. Y cinco de cada diez personas sin hogar, tienen hijos. (Nota de prensa del INE, 2012).

Sin embargo, el Estado democrático, el “Gobierno del Pueblo”, rescata a los bancos de la quiebra, en vez de rescatar a las familias de las deudas acarreadas por la desinformación y las estipulaciones de los bancos que ofrecieron dinero ficticio (política neoliberal basada en estipular las ganancias en el mercado). Ahora que sus predicciones han fallado, son esas personas que han pagado sus impuestos al gobierno y que se AJUSTARON A SUS POSIBILIDADES (posibilidades dadas por bancos-tarots), las que con su dinero rescatan a estas empresas que dejan al pueblo sin viviendas… porque no hay que olvidar: el dinero del gobierno es dinero del pueblo.

Tal vez, deba el pueblo gobernar y no ser, el pueblo del Gobierno.

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