ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA 423
Los menores no acompañados: El caso de Ceuta y Melilla
Mercedes Jiménez
El nuevo fenómeno migratorio de
los menores no acompañados de origen marroquí en España es especialmente
complejo en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Numerosos organismos
internacionales como Amnistía Internacional1, el Comité de los Derechos del
Niño de Naciones Unidas2, Human Rights Watch3 y recientemente la Comisión de
Derechos Humanos4, así como asociaciones y ONGs estatales y locales como SOS
Racismo5, Escode6, MSF7, Comisión de Migraciones de la Diócesis de Cádiz y
especialmente Prodein8, han denunciado la expulsión sistemática de niños y
niñas marroquíes a modo de reagrupaciones familiares, sin el debido proceso
legal, sin un estudio en profundidad de la situación familiar en Marruecos y
sin la adecuada asistencia letrada. También han denunciado los malos tratos a
estos menores por parte de la policía española y marroquí, el trato
discriminatorio que reciben algunos de estos menores en los centros de acogida,
los problemas para la escolarización normalizada y el abandono en la calle, sin
ningún tipo de atención y sufriendo situaciones que vulneran sus derechos
fundamentales.
Ceuta
y Melilla, son ciudades fronterizas caracterizadas por el intenso flujo de
personas que diariamente cruzan desde las ciudades marroquíes vecinas. Esta
permeabilidad permite la entrada a los menores de muy diversos y peligrosos
modos: por las alcantarillas, por el monte, escondidos entre la mercancía, bajo
los autobuses de pasajeros, sobornando a la policía, etc... Los medios de
comunicación han sobredimensionado este fenómeno y han ido consolidando la idea
de “avalancha”. Es complicado determinar el número exacto de menores no
acompañados en Ceuta y Melilla a falta de un sistema ajustado a la movilidad de
este colectivo. Según MSF9 en el año 2002, eran 125 los menores que se
encontraban en Ceuta (en instituciones o en la calle). Este número nos viene a
confirmar la idea de la no correspondencia entre el volumen de menores y la
alarma social creada.
Según
los informes antes citados, los menores marroquíes proceden de la periferia de
las grandes ciudades y de las zonas rurales más deprimidas cercanas a ambas
ciudades. La mayoría proceden de familias rotas y con problemas graves de
exclusión social o son menores “de la calle” en Marruecos, es decir, que han
hecho de la calle su modo de vida. Estos chavales abandonaron muy pronto el
colegio para comenzar a trabajar en condiciones pésimas o incluso nunca
estuvieron escolarizados. Llegan a Ceuta y Melilla para conseguir algo de
dinero en actividades propias de la economía informal o mendigando y para
cruzar a la Península. La edad media oscila entre los 13 y los 16 años, pero
hay menores que llegan con tan sólo 8 años. Tres son las situaciones en las que
se pueden encontrar: menores que cruzan para trabajar diariamente, los que
están en instituciones (centros de acogida) y los que están en la calle.
Tenemos que destacar que principalmente son chicos, pero nos encontramos con
chicas trabajando en el servicio doméstico, en régimen de semi-esclavitud o en
la prostitución, situación especialmente vulnerable e invisibilizada.
Especialmente complicada es la situación
de los menores que sin haber
estado tutelados cumplen 18 y se quedan en la calle “enquistados” sin
expectativas de futuro.
En
Ceuta, en 1998, algunos miembros de la Policía Local denunciaron actuaciones
inadecuadas de sus propios compañeros. Como consecuencia de estas denuncias, en
el informe del Defensor del Pueblo de 1998 nos encontramos una mención sobre
las actuaciones con estos menores. A raíz de estas primeras denuncias se
promueve la creación de recursos específicos para estos menores que actualmente
son insuficientes debido al trato dispensado, a las carencias en los proyectos
educativos y a la limitada oferta de plazas.
En
Melilla, en octubre de 1996, empiezan a surgir las primeras voces críticas con
la situación del menor marroquí en la calle y se crean asociaciones de defensa
de los derechos de la infancia. Como consecuencia, las autoridades iniciaron
campañas de sensibilización,
convenios de colaboración con
asociaciones y, en definitiva, mostraron una mayor sensibilidad ante la nueva
problemática.
Tras
la firma del Acuerdo de Repatriación de menores entre España y Marruecos y tras
la Instrucción 3/2003 del Fiscal General del Estado, que permite la expulsión
en frontera de los menores con 16 años alegando que están en situación de
emancipación, los menores que están en Ceuta y Melilla son el colectivo más
perjudicado.
El problema de los menores no acompañados sigue vigente en
estos últimos años. Estos niños se ven en la necesidad de pasar la frontera
solos y enfrentándose a muchos peligros ya que no tienen ningún recurso para
sobrevivir, ni familia que les quiera y cuide. Van en busca de una vida mejor, encontrar algo que les ayude a vivir de una
manera más digna, porque si no hacen
esto ¿qué clase de vida les espera? Una vida de robos, de malvivir, e incluso
puede esperarles la muerte.
La actuación por parte, tanto de la policía marroquí como de
la española es pésima, nadie tiene derecho a pegarle a nadie y menos a unos
niños que no tienen nada y que solo intentan sobrevivir, es denigrante ver las
imágenes en los medios de televisión y ver como la policía es capaz de dañarlos
y tratarlos de dicho modo.
He escogido esta noticia ya que creo que hay poca gente que
sepa algo acerca de este tema, en la cual me incluyo yo. Este es un grave
problema que es necesario solucionar. El
primer paso es conocer la situación de estos menores y concienciar a la
población acerca de la situación en la que viven y las circunstancias que han
hecho que lleguen a España. La sociedad debería hacer algo, tratar de
proporcionarles ayuda a estos menores, dar subvenciones y crear más
infraestructuras destinadas a la ayuda de estos niños, ofrecerles un lugar donde
vivir una vida digna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario